El gesto de Jonathan Moya en la celebración de su gol ante Plaza Amador, cuando pidió silencio a la afición que lo silbaba, cayó como una bomba en el seno rojinegro. No por el gol, sino por lo que significó su actitud. Y la pregunta que ronda este viernes entre los pasillos del Morera Soto, en redes sociales y en la misma grada es una sola: ¿Alajuelense despedirá a Jonathan Moya?

En la Liga no se toman decisiones al calor del resultado, pero tampoco hay margen para errores innecesarios cuando el objetivo es el campeonato nacional y el tricampeonato de la Copa Centroamericana. Lo sucedido este jueves no gustó a nadie.

La directiva no quedó conforme con el rendimiento del equipo, mucho menos con la derrota 2-1 ante Plaza Amador, que marcó un hecho inédito: es la primera vez en la historia que un club panameño derrota a un equipo costarricense en suelo tico por este torneo. Pero si algo elevó el malestar fue el gesto de Moya hacia la grada.

El presidente Joseph Joseph se marchó molesto del estadio poco después del pitazo final. Algunos directivos salieron más tarde, pero no hubo una reunión de junta directiva. No era el momento, ni el escenario. El tema lo tiene que abordar el gerente deportivo Carlos Vela, en conjunto con el cuerpo técnico.

Porque si bien el enojo está latente, la continuidad de Jonathan Moya no depende únicamente de la cúpula dirigencial. En Alajuelense este tipo de decisiones pasan, sobre todo, por el criterio del entrenador Óscar Ramírez, y el gerente Vela es el encargado de canalizar las conversaciones y posibles salidas.

¿Entonces, será despedido Jonathan Moya antes del 18 de setiembre, cuando cierra el mercado de pases?
La respuesta es no.

No se contempla en este momento su despido, ni tampoco hay una negociación para dar por terminado su contrato, que vence en diciembre.

Eso sí, lo ocurrido encendió las alertas. En medio de una crisis de juego y resultados que compromete la imagen del equipo bicampeón de la región, cada acción cuenta. Y aunque el gesto del atacante puede entenderse como un desahogo, también fue una chispa en un entorno ya tenso.

Al final, Moya sigue en el equipo, pero con un margen de error cada vez más estrecho. En Alajuelense no se olvidan los goles, pero tampoco los gestos.