Sobre Ferlin Fuentes

Hablar de uno mismo no es tarea fácil. Debo admitir que nunca ha sido lo mío. Sin embargo, si algo tengo claro, es que el periodismo no solo forma parte de mi vida: lo llevo en el ADN.
Según cuenta mi mamá, Xinia Alpízar, desde niño fui un preguntón empedernido. Mi palabra favorita era —y probablemente sigue siendo— “¿por qué?”. Esa curiosidad insaciable marcó mi camino mucho antes de que lo supiera.
Cuando me gradué del Colegio El Carmen, en Alajuela, decidí estudiar otra carrera. Pero la vida —caprichosa como es— me llevó al periodismo casi por accidente. En 2007, llegué a La Nación como practicante, en una oportunidad que originalmente era para mi esposa. Ella no aceptó… y yo terminé empezando una carrera que, con el tiempo, se convirtió en mi vocación.
Desde entonces, he tenido la fortuna de escribir en todas las secciones del diario: cubrí sucesos en el Zurquí, debates en la Asamblea Legislativa, la renuncia de un ministro del MOPT, temas legales en la Sala Constitucional, galerías de arte, y más. En 2010 llegué a la sección de Deportes y allí encontré un mundo que me apasiona.
Con el tiempo, mi interés se centró en el detrás de cámaras del fútbol. Ese terreno opaco donde se mueven decisiones, influencias y millones de dólares, mientras los reflectores apuntan solo a los goles. Ese es el campo que me interesa iluminar.
En 2014 trabajé en la propuesta deportiva del diario AlDía, una verdadera escuela. En 2016 asumí la dirección de comunicación en Liga Deportiva Alajuelense, desde donde vi el fútbol desde otra perspectiva. Y en 2021 volví a La Nación, esta vez para una nueva aventura: el periodismo internacional y diplomático.
Desde este espacio, ferlinfuentes.com, seguiré haciendo periodismo con rigor, con enfoque crítico y con compromiso. Mi objetivo es contribuir a un fútbol más justo y transparente, sin miedo a señalar la corrupción cuando se presenta.
Durante estos años he ayudado a evidenciar prácticas cuestionables. Algunos dirigentes cayeron. Otros salieron ilesos gracias a vacíos del sistema o por haber optado, como yo, por proteger a nuestras fuentes.
Este sitio es un reflejo de todo ese camino. Espero que le encuentren valor, que les informe y también los haga cuestionar.
Gracias por acompañarme en este viaje. A mi esposa y a mi hijo, gracias por su paciencia. Y a los patrocinadores, gracias por la confianza.